La IA ANNIKA en el Berlín de los años 30
La IA ANNIKA en el Berlín de los años 30

Cuando se evita una catástrofe, se provoca otra

En el capítulo anterior:

Tras ser activada en el pasado por Dorian, el algoritmo comenzó a procesar datos históricos y financieros de forma autónoma. ANNIKA, una sofisticada Inteligencia Artificial, no tardó en convertirse en una entidad operativa silenciosa: predijo con precisión eventos bursátiles, influyó en decisiones políticas estratégicas y empezó a reconfigurar el tablero geopolítico desde las sombras. Pero el algoritmo no fue diseñado para comprender el caos humano. Y algo —imperceptible al principio— comenzó a fallar…

Berlín, primavera de 1932.

ANNIKA había contenido el desastre económico mundial tres años atrás. Sin embargo, Alemania no era solo una economía: era un campo de batalla político. La República de Weimar seguía siendo un sistema débil, desgastado por las reparaciones impuestas tras el Tratado de Versalles. Aunque la Bolsa no había colapsado en 1929, el país aún caminaba sobre el alambre.

En 1930 y 1931, la IA ANNIKA logró mantener cierta estabilidad económica indirecta a través de sus mecanismos invisibles: manipulaciones bursátiles leves, sugerencias imperceptibles en comunicados financieros, incluso acciones camufladas en decisiones de bancos centrales. Nada drástico. Nada que llamara la atención.

Pero en 1932 todo se vino abajo: ANNIKA ya no pudo maquillar artificialmente la economía, y el 4 de mayo se produjo el crack de Wall Street.

El mercado bursátil alemán —ya fatigado por la tensión política, la inflación y la caída de las exportaciones— colapsó súbitamente. No solo por una acción bursátil directa, sino por una combinación imprevisible de factores sociales y políticos: huelgas masivas en el Ruhr, sabotajes industriales, y una revuelta agraria extendida por Baviera. Ninguno de estos elementos había sido anticipado por ANNIKA. La inteligencia artificial, limitada a sus parámetros financieros y estructuras de datos históricos, no comprendía la imprevisibilidad emocional de las masas cuando se entrelazaban el hambre y el orgullo.

En Estados Unidos, ante esta nueva inestabilidad mundial, el Congreso votó en sesión urgente. En junio de 1932, se declaró el fin de la política de indulgencia financiera con Alemania. Washington exigía ahora el reembolso inmediato de los créditos otorgados bajo el Plan Dawes y el Plan Young.

Alemania, aún sin haberse recuperado plenamente de la guerra, no pudo responder.

La consecuencia fue catastrófica: paro masivo, quiebra de bancos, cierre de fábricas. El espectro de la desesperación volvió a caminar por las calles alemanas. Pero esta vez, el Partido Nacionalsocialista no capitalizó el descontento. Un nuevo partido político con un líder fuerte comenzó a convencer a las élites.

La historia había cambiado.


30 de enero de 1933. Berlín.

Las calles estaban cubiertas de nieve gris y periódicos mojados. En la Cancillería, los ministros esperaban la fumata blanca: el presidente Paul von Hindenburg iba a nombrar a un nuevo canciller.

El nuevo canciller de la Alemania de 1933
El nuevo canciller de la Alemania de 1933
El nuevo canciller de la Alemania de 1933
El nuevo canciller de la Alemania de 1933

La radio aún no lo anunciaba. No había boletines. Solo rumores.

No era Hitler. No era ningún nacionalsocialista. Tampoco era un centrista convencional ni un marxista radical. Era alguien nuevo, con ideas nítidas y metódicas, que había surgido en el último año como una figura tecnócrata, moderada, casi sin ideología aparente. Su partido aún no tenía nombre, pero sus seguidores hablaban de un nuevo orden, de superar la democracia corrupta, de dirigir el Estado como una máquina bien calibrada.

Alguien preguntó:
—¿Y este… de dónde ha salido?

Un funcionario respondió sin mirar:
—No lo sé. Pero no titubea al hablar del futuro. Habla como si ya lo conociera.

CONTINUARÁ…

Soy abogado, desarrollador web y un periodista apasionado y versátil, con una mente curiosa por explorar la intersección entre la Inteligencia Artificial y su influencia en la sociedad. Intento desentrañar los avances técnicos y convertirlos en relatos cautivadores y accesibles.

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